Te miro allí a punto de despertar o quizás ya despierto, esperando que la vida te toque para levantarte y sonreir ... y vivir.
Te miro allí; y me recorren estos pensamientos míos que atraviezan mi médula una y otra vez, haciéndome soñar contigo, haciéndome vivir tu sueño, haciendo temblar mis manos.
Si conocieras el don de Dios que ha sido puesto en tus manos, en tu mente, en tu corazón; cómo quisiera poder mostrártelo; mas se que un día lo descubrirás e iniciarás tu camino.
Cómo quisiera mostrarte donde nacen las muzas en la madrugada, cuando cantan sin cesar esa melodía que tus oidos ya conocen, y que recuerdas con dulzura al escucharla; que resuena hondo en tu pecho y te obliga a escribir o a cantar o a soñar, que te enseñan el camino del Amor.
Cómo quisiera mostrarte que en esa ténue luz de las estrellas, capaz de atravezar las nubes más espesas, se encierra la poesía que te ha de acompañar toda tu vida, y que ha de refrescar tu paso por el descierto.
Cómo quisiera enseñarte esa alegría con que danza la aurora, fresca de esperanzas y de sueños, helada su brisa, como como una mano suave que acaricia tu vida sanándola día a día.
Quiero que aprendas a amar la belleza de la Vida, y a sentir una profunda gratitud a Dios por ella.
Quiero que aprendas a reconocer esos demonios que sin duda querrán hacerte daño, que querrán seducir tu pensamiento y tu corazón y así entorpecer tu caminar y destruirte: sus nombre son
pereza, rencor, altanería. Quiero que aprendas que te ha sido dado el poder de vencerlos, tan solo volviendo tu mirada a la cruz y tu pensamiento en oración a Dios.
Quiero que aprendas que lo importante al caer, es saber levantarte, saber tomar la mano de quienes te aman, pero sobre todo, que sepas que, aquellos a quienes amas también necesitarán de tu mano para levantarse de sus caidas, para curar sus heridas y seguir adelante hasta el final.
Quiero que conozcas en fin, lo que el Espíritu te ha dado desde que fue mencionado tu nombre por primera vez, en el pensamiento de Dios; y que sepas que nunca te dejaré solo, que siempre estaré contigo, pero sobre todas las cosas, que el Padre del Cielo siempre estará contigo.